Notario 52
Bogotá D.C., Colombia
6. Conclusiones.
1ª.- En principio, la reproducción humana asistida es beneficiosa para las personas que aspiran a tener una familia y no pueden lograrlo por distintas causas. Y, sin lugar a dudas, contribuye a detener el acelerado despoblamiento del mundo, que se torna alarmante en países como Japón, Corea del Sur, España, y dentro de unos años en Colombia y otros países de la Región, como Cuba, Puerto Rico, Chile y Uruguay. No obstante, ante la ausencia de regulaciones que permitan el riguroso control de los centros médicos que realizan tales actividades, el panorama se torna complejo y sumamente peligroso desde el punto de vista de la bioética. En nuestro país, ya se habla de toda una “industria de la fertilidad”, denominación que de por sí choca a primera vista. Y siguiendo modelos promovidos en Chile, se diseñan planes estratégicos para guiar a las nuevas organizaciones con “portafolios” de negocios para viabilizar “propuestas de valor” pensando en “el cliente”, que principalmente es la mujer. Así se advierte en una página de Exeltis SAS: (https://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/2941565).
2ª.- Son muchas las implicaciones de orden legal, social, filosófico y ético que conlleva el alquiler o préstamo de vientre, o maternidad subrogada o sustituta. Argumentos hay, de la misma estirpe, para admitir o condenar este convenio innominado. Siendo así, el llamado de la Corte es a un debate democrático, previo a su regulación o prohibición.
3ª.- Los efectos que se derivan de un contrato de maternidad subrogada requieren una legislación que rompa los moldes del derecho privado tradicional. Deberá plantearse a partir de una conceptualización que vaya del derecho constitucional al derecho de familia, y tenga en cuenta los conflictos de derechos fundamentales que puedan estar en juego.
4ª.- La filiación materna, como en su momento ocurrió con la paterna, tendrá que reformularse a la luz de la aceptación constitucional de las técnicas de reproducción asistida.
Eugenio Gil Gil